La agonía en la peste
Estalla el corazón aún adentro
se siente la lava ardiendo
resbalándose por todo el cuerpo
que sonríe para todos
Recibe con su mano la taza de café
la levanta hacia sus labios
disimulando el temblor
En la superficie de sus ojos la sospecha
de quien teme se sepa
dónde ha estado
¿Y dónde ha estado?
Donde está
sigue allí
impertérrita en su sombra
agoniza mientras ríe
su abismo continúa
Debe agarrarse de algo
mira alrededor
en sus manos la taza de café
¿Qué podría sacarla ahora
antes de que sea demasiado tarde?
Sigue la conversación sin seguirla
sabe que necesita intensidad
pero está allí
en su vida con el resto
Alguien más encuentra su mirada desde el fondo
alguien más que busca lo que ella necesita
alguien más que por un momento
tiene la intensidad
el fuego sagrado pero siempre en ceniza
allí su rumor se levanta
nadie ve
Volverá como siempre
lo sabe
ya sin el temblor
con la calma de quien ha estado al borde
de quien ha vencido el precipicio
Porque todo volver
es un vencer momentáneo
un detener el estallido
la sensación de lava que recorre el cuerpo
Pero ¿quién en su agotamiento
no es un poco vencedor?
Sorbe otro poco su café
y participa en la conversación
ríe
Nadie imagina
Y se alegra
irá olvidando
sumiéndose como en duermevela
Hasta que un día
su hambre de intensidad
feroz
radical
la vuelva a despertar
Quizá un día
no disimule su temblor
y arrastre a otros
y se haga al fin la hoguera
Y se baile alrededor
sin tazas de café
ni conversaciones que pasan como si
no hubiesen existido
Sin necesidad de volver
Entre tanto
el poema
señal
muestra
requiscio
residuo
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